31/08/2023

Entretenimiento

Un perverso juego de roles en la asfixiante y provocativa "Estertor"

Un represor juzgado y que cumple prisión domiciliara por una enfermedad mental es cuidado por un grupo que, encerrado en un departamento, pasa de la broma al sadismo en un abrir y cerrar de ojos, rompiendo las fronteras morales y que interpela sobre el daño al prójimo en la trama abordada en "Estertor", película que desde mañana hasta el 7 de septiembre se puede ver en la sala Leopoldo Lugones, del Teatro San Martín.

Por
Sofia Pirraglia

"La idea era seguir explorando los mismos caminos que en nuestra primera película ('Palestra'): la dinámica grupal y los microfascismos en los mismos espacios, partiendo de una anécdota personal: una noche, hablando con un amigo, que me contaba de su padrastro, muy violento, y le diagnostican alzheimer, y él lo tenia que cuidar", explicó a Télam Basovih Marinaro, codirector de la película junto a Sofía Jallinsky.
Crítica de Estertor: El espectáculo de la bestialidad
"Yo tengo un tío desaparecido -agregó Jallinsky- y empezamos a pensar qué pasaba si el enfermo era un genocida. A nivel social, empezamos a escuchar discursos negacionistas y la pregunta venía por el lado de cómo podemos estar pasando por esto. Y ahí arrancamos con estos personajes, que tenían que ver más con un sector social al que no le interesa lo que haya pasado".

Una enfermera, un enfermero y la coordinadora de ellos dan ingreso a una joven embarazada para el cuidado de Dalmiro. El grupo se mantiene, casi todo el día, ajeno a lo que le sucede al anciano y solo les preocupa que el nieto del hombre encuentre todo en orden cuando llegue. Sin embargo, ese abandono del represor va mutando hacia bromas que terminan en torturas. La justificación de haber sido un torturador solo sirve para justificarse porque, a decir verdad, poco les importa su pasado.

"Hasta qué punto la víctima es víctima, en comparación a lo que hizo no es nada. Es un genocida sin memoria y en su cabeza no tiene el peso de lo que hizo, y eso lo queríamos poner sobre la mesa. Los personajes también actúan por la violencia laboral a la que están sometidos", explicó Marinaro.

Por su parte, Jallinsky señaló: "Particularmente, nos interesaba que los victimarios sean personas que no lo hacen por una venganza política y, así, el vínculo se volvía más complejo porque al no haber justificación emocional, lo que nos interesaba era ver de dónde podía nacer la violencia, la crueldad, siendo esto algo meramente por tedio o condiciones psicológicas. Hay un doble juego, porque los personajes son también víctimas de un sistema. Es un estudio de la violencia en general".

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